Del talento y la credibilidad.


"El talento es algo bastante corriente, 
no escasea la inteligencia, sino la constancia".

Doris Lessing

 Pocos bienes tan rastreados y valorados socialmente como el talento, entendido como la disposición y habilidad de la persona o el grupo a la hora de poner en valor la capacidad propia y el posible impacto que en lo ajeno y en lo propio provoca.
De modo que no parece sencillo encontrar ámbitos en los que no podamos aplicar la realidad transformadora que implica el desarrollo del talento, desde una empresa, un equipo de fútbol o la comunidad de vecinos hasta la propia familia e, incluso y sobre todo, la misma persona.
Ahora bien, gestionar adecuadamente el talento se convierte en una verdadera prueba, un modo de obrar que exige del líder cuatro grandes elementos: visión, estrategia, comunicación y credibilidad. Expresado de otro modo: 
1. Visión. Un proyecto estimulante que aglutine sensibilidades y ofrezca verdaderos retos para quienes participan en él.  
2. Estrategia. Una metodología diáfana, un mapa, una hoja de ruta claramente alineada con la finalidad y que, al mismo tiempo, segmente la percepción del logro.
3. Comunicación. La capacidad de transmitir la idea, la necesidad de ser comprendido. Es la forma para el fondo, y el fondo para el fin. La gestión de la comunicación también es estrategia, te puede salvar y te puede hundir.
4. Credibilidad. La confianza en quien/es lideran dicho proyecto. Saberse en buenas y nobles manos conforta y genera la serenidad que los proyectos buenos merecen y necesitan.

Pero hay alrededor de este soporte teórico-práctico una serie de intangibles de terminan de apuntalar el trabajo en equipo, esa necesaria atmósfera que propicia la expresión creativa del talento, la explosión del genio, el arrebato casi místico forjado por la voluntad y la disciplina de quienes saben que hasta el talento necesita orden. Es en este punto donde se aprecia la habilidad innata de ese liderazgo que hace fluir el talento corporativo, una labor de fina artesanía que integra con naturalidad la gestión emocional del grupo, del equipo.
Liderar talento supone conocer y atender la expectativas de las individualidades que forman el equipo, pero también promover que esas individualidades comprendan que no hay nada más potente que el talento personal puesto al servicio de un equipo con talento diverso.
Sin duda, gestionar talento resulta mucho más complejo y difícil que gestionar la mediocridad, pues requiere de la exigencia de personas con expectativas altas. Se trata de liderar tanto o más las personas que las situaciones. Y para ello parece imprescindible cierta plasticidad mental, algo que el concepto de “neuroliderazgo” está poniendo sobre la mesa en estos momentos.
Liderar, en definitiva, es amar el trabajo al que el equipo se entrega con pasión; se trata de valorar profundamente el esfuerzo por conseguir cada paso, por insignificante que pueda parecer. Liderar, al fin y al cabo, es estar dispuesto a caer con tu equipo y compartir las pequeñas derrotas que te enseñarán el camino a veces caprichoso de la victoria. Para entonces, ganar ya no será suficiente, sólo para entonces, vencer será lo más importante, y el equipo convertirá cada caída en la primera parte del impulso.

2 comentarios:

  1. El talento se puede hallar desde un grupo de personas o equipo hasta la misma persona. Para que el genio que lleves dentro explote deben darse algunos factores. Aquél que tenga algún tipo de talento debe convertirse en líder de aquello que le gusta y éste a su vez debe tener las siguientes características:
    Visión, estrategia, comunicación y creatividad.

    Rafael Ruiz Muñoz

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  2. Creo que todas las personas tenemos un talento dentro de nosotros que lo podemos sacar se tenemos un buen líder que sepa guiarnos hacia un fin productivo de ese talento pero ese talento se puede multiplicar si hay un equipo detrás tuya que te apoya en cada momento incondicionalmente al igual que tu a ellos.

    Carlos Cruz Márquez

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